miércoles, 13 de agosto de 2014

JUEGA!!!




Una vez  leí que si te sentías cansado de todo, agobiado, perdido, fueras a un parque a contagiarte de energías infantiles. Recuerdo que lo considere un horror. Un parque lleno de gritos y yo agobiada!!! Eso relajante???
Pero entonces, gracias a la Vida y al proceso que estoy superando, las piezas encajaron y más que comprenderlo, lo integre porque lo sentí.
Los niños.....piensa en ellos. Pueden ser agotadores y una responsabilidad que te ate, que te pese, por más que los ames, pero son el reflejo de la Vida.
Hasta los 4 o 5 años son libres de cualquier condicionamiento mental, viven sin preocupaciones, sólo les importa el momento presente, el pasado se evapora y el futuro, si, vendrá, pero no les condiciona ni proyectan una vida idílica, porque ya la tienen.
Son claros ejemplos de como gestionar las emociones. Las viven con intensidad y las dejan ir. Lloran y ríen en un instante. Sólo quieren jugar, correr, experimentar. Su risa es contagiosa, sus ganas de aprender infinitas. Algunos son más valientes y se lanzan a lo que sea. Otros más precavidos, van a su ritmo. Pero todos aprenden a caminar, a hablar, a besar, a abrazar, a verse. No conocen la comparación. Son perfectos tal como son. Cada día es una aventura. Quieren explorar, descubrir, mover su cuerpo y, para mi, es una pena que lleguen a esa edad en que ya se identifican como seres individuales y comparables,  perdiendo toda la inocencia que les hacía únicos, para dejar paso al juicio.
Comprendo que forma parte del crecimiento y de la evolución como ser humano, pero me gusta soñar con un mundo de sonrisas. Todos y cada uno de nosotros volviendo a ser niños. Dejando que ese niño interior nos sane, abriéndonos a la conciencia de la inocencia y del amor incondicional.
Volvamos a jugar. Primero con juegos para recordar como se hacía, y así seremos capaces de fluir con el Juego de la Vida. Porque la vida es un juego.
No quiero decir que nos volvamos irresponsables. Las dificultades forman parte de ese juego. La economía, la enfermedad, el trabajo, los horarios, todo forma parte de nuestras vidas. Pero si fuesemos capaces de cambiar nuestra actitud hacia nuestras responsabilidades, todo se relajaría.
Y el secreto vuelve a ser la aceptación, no resignación. Tenemos la capacidad de cambiar y crear nuevas vidas, pero mientras tanto, vivamos nuestras responsabilidades, no como una tortura, si no como parte del juego. Se que es difícil. Lo he sentido. Pero cuando ahí aflojas, tienes más energía y coraje para cambiar. El cambio se hace posible porque ya no vives en un infierno, si no en un proceso de transformación, y la vida y las nuevas posibilidades se presentan porque les has hecho sitio. Has dejado espacio. Si sólo te centras en la queja y en lo desgraciada que es tu vida, aunque en el momento presente lo sea, te ciegas a las oportunidades de cambio que siempre aparecen a tu alrededor. Porque están,  definitivamente están.
Tu no las puedes ver porque te rodea tu dolor, tu miedo, tu sufrimiento, como la más densa niebla. No te permites ver el sol.
Volvamos a jugar, recuperemos esas energías infantiles y ayudemos a transformar este planeta en un enorme parque natural, en donde las risas y la libertad sean las protagonistas.

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