Para ti, mi otra yo.....para ti Lucía.
Y sobre la Tierra apareció una Luz.
Nadie la había visto antes,
la temían,
simplemente, porque no la comprendían.
Esa Luz era aquello que buscaban tan lejos de ellos mismos.
Esa Luz era el recuerdo de tiempos ya soñados.
Esa Luz era la Alegría de la Vida, de sentir.
Y esa Luz apareció, y allí se quedó,
brillante en el cielo, resplandeciente, inmóvil.
Nada la perturbaba, pues se conocía a si misma.
Nada la incomodaba pues era puro Amor.
Y esa Luz siguió y siguió,
allí, infatigable, invencible,
hasta que todos aquellos se acostumbraron a ella.
Ya no la veían como algo extraño.
Tras eras y eras, formaba parte de su paisaje.
Y en ese momento de total aceptación,
algo ocurrió.
Esa Luz estalló en infinitas chispas de puro gozo,
que como una lluvia de oro,
cayó sobre todos aquellos que allí estaban,
que respiraban, que vivían.
Y al caer dejó de estar fuera, para brillar por siempre en sus corazones,
y ya todo estaba dentro.
Lucían aquellas chispas,
lucen todavía,
y seguirán luciendo eternamente.
Y aquellas que llevan su nombre,
son recordadas por la Luz que son, que somos.
Son honradas.
Lucía su Luz, la Lucía con una sonrisa que no era de este mundo...
