miércoles, 25 de marzo de 2015

LA BAILARINA




Era un día de primavera, y yo sentí que todo podía ser. El sol brillaba, pero un frío helado me hacía tiritar y desear, con mas fuerza, el calor, el verano.... ya llegaba de frío.
Salí del portal y la vi. Vi como iba danzando con el aire, con la luz, con todo lo que a su alrededor fluía.
Danzaba con la vida con una eterna sonrisa en sus labios. Era hermosa. No tanto ella como lo que desprendía, una inmensa paz.
Danzaba con la vida con la confianza que da el saber que estás vivo, y que sientes, y que amas. Danzaba con la vida porque así lo había decidido.
Hacía tiempo, no tanto, había decidido sonreir desde ese instante en que sus ojos se abrían al día; incluso en ese instante en que se abandonaba al sueño.
Había decidido danzar y sonreir cada instante de su existencia, para honrarse y honrar aquello que consideraba sagrado.
Danzaba mientras caminaba, sus ropas, su abrigo, su pañuelo, su larga melena.
Todo danzaba con ella.... pues ella, ya era danza.

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