jueves, 8 de enero de 2015

EL BOSQUE





Era un bosque mágico. No sabría explicarlo, pero así lo sentía. Sentía su música,  sus palabras a través del aire, y sus aromas me contaban lejanas historias. Historias de cuando yo aún no estaba. Historias de otros, historias propias.
Cuando no podía respirar me refugiaba en él. El mundo me atronaba, me confundía,  no era capaz de entender que se esperaba de mi. Y cuando esa sensación era casi insoportable,  mi ser me llevaba al bosque, a mi bosque, y el sol y la tierra me hacían volver a sonreir. Esa era su magia. Entrabas en él y una alegría,  un gozo, me invadía y nunca se agotaba. Era extraño. Nunca.
Pero no podía quedarme, lo sabía. Sabía que sólo podía refugiarme mientras me sanaba, mientras recuperaba las fuerzas y la confianza para volver a mi mundo. Pues el bosque no era mi sitio.
Y así,  cada vez que salgo de él,  la ilusión me acompaña. La ilusión por volver. La ilusión por saber que ese bosque, y todo lo que en él habita, me esperará por siempre. Siempre estará ahí para mi, y sé que volveré. Y la ilusión es un gran motor para la vida.
Encuentra tu bosque; todos tenemos uno. Encuéntralo para vivir a través de él, pues el bosque representa todo aquello que en realidad eres, todo aquello que hace que el mundo, tu mundo, no deje de brillar ante tus ojos.
Sé ese bosque.

No hay comentarios:

Publicar un comentario