lunes, 27 de octubre de 2014

AIRE




Para ti mi hermoso caballero.

Había una vez un alma vieja, pero tan hermosa como el tiempo. Con el discurrir de las eras volvió al lugar de siempre. Y algo ocurrió. No se encontró; se buscaba, experimentaba, vivía, soñaba y creaba, pero siempre algo faltaba.
Y ese algo era ese aire del que estaba hecho. Algo etéreo no puede ser encerrado en ningún tipo de jaula. Algo etéreo vive sin límites, libre y expandido.
Y un buen día encontró su sitio. La Vida lo encontró, supo lo que le hacía feliz, supo crearse a si mismo, y se alejó de todo.
Tan distante y accesible. Tan lejos y tan cercano, que hasta podías tocarlo. Desde su refugio de Luz, empezó a brillar y brillar. Se fundía con el día e iluminaba la noche. Se rodeó de quien quiso y recibió a quien lo quiso.
Cuentan que vive en un bosque. Tranquilo, hermoso. Que su lugar es el mundo sin salir de su refugio. Pues la distancia y el tiempo, en su vida, nada significan.
Prueba a buscarlo si quieres, pero mi querida alma no lo olvides, que es de aquellos que te encuentran.

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