Estaba aburrido y no entendía por qué cada mañana, se despertaba con aquella sensación en la boca del estómago. Nada la aliviaba. Era angustia, pura angustia, que lo paralizaba, y que no le permitía disfrutar de nada de lo que hacía.
Sabía que su vida no era una gran vida. No se parecía a la vida que había soñado, pero es lo que había. Seguro que todo el mundo tenía esa misma sensación, que tu vida te canse, te aburra, te llegue incluso a enfermar. Ese hastío era insoportable a veces, pero es lo que había. Era lo normal.
Nunca le había encontrado el sentido a que la vida fuera tan dura, tan difícil. Le parecía que había nacido para sufrir. Pero eso era lo normal. Lo veía a su alrededor, reconociendo en los que se cruzaba, su misma mirada vacía. Su desgana, el ya no preguntarse, la resignación.
Algún día seguro que todo cambia. Algún día tendré la vida que siempre deseé, con todas las cosas que siempre quise poseer. Soñaba con que algún día le tocase la lotería y así ya no tendría que hacer nada, y podría, por fin, vivir.
Ya era de día, tenía que levantarse, y esa sensación ya lo acompañaba. A ver si este día pasa pronto! Qué pase ya la semana!!! En fin, esto es lo que hay. Pero era lo normal...
Permítete volver a jugar...
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